FIESTA DE SANTIAGO DE 1624

Manejando documentos antiguos, hay veces que éstos se convierten en pequeñas ventanitas por las que asomarnos y que nos acercan a la forma de vida de nuestros antepasados. Es lo que ha ocurrido con dos acuerdos del día 25 de julio de 1624 reflejados en el Libro de Acuerdo, Poderes y Protocolos del Concejo de Madrigalejo[1].

Unos días antes, se había recibido en el municipio una Real Cédula y un mandamiento del alcalde mayor de la ciudad de Trujillo que mandaba a los concejos investigar si, en sus términos y jurisdicciones, había minas o cualquier tipo de explotación similar y que se enviara relación y testimonio si lo hubiera. Ningún miembro de los que componían en aquel año el concejo tenía conocimiento de que hubiese alguna mina ni otra cosa en el lugar. Sin embargo, al tratarse de una orden superior, consideraron que debía darse la mayor difusión posible por si algún vecino tenía conocimiento de lo que se solicitaba.

Por ello, ese mismo día 25 de julio, por ser día de fiesta -recordemos que es la festividad de Santiago Apóstol-, se acuerda que, al salir la gente de missa mayor en la plaça pública deste dicho lugar, públicamente se apregone por pregonero público para que si alguna persona supiere alguna cossa de lo que en el concejo de suso contenido lo manifieste e declare luego. Tras este acuerdo estaría el mandato del pregón, para que se pregonara en la plaza pública, a la salida de misa mayor quando abrá mucho concurso de gente.

Aunque en la actualidad, la fiesta de Santiago Apóstol no es festivo en la mayor parte del territorio español, durante siglos sí se estuvo celebrando. En estos documentos de hace cuatro siglos, vemos cómo en Madrigalejo se consideraba día de fiesta y, por ello, había misa mayor con mucho concurso de gente. Misa mayor es aquella que se celebra con mayor solemnidad en domingo y en los festivos. Frente a ella, en tiempos pasados, también se celebraba la “misa chica”, que era por la mañana temprano, para que, quien tuviere sus quehaceres, después de oír misa, fuese a trabajar.

De la devoción al Apóstol Santiago en Madrigalejo, hay pruebas suficientes. En tiempos pasados hubo una ermita en el campo dedicada a su advocación cerca de la finca de las Talarrubias. De la existencia de aquella ermita, han quedado topónimos tan significativos como “Barranca de Santiago” y “Suerte de Santiago”. Estos lugares, aunque estén ya situados en la jurisdicción de Navalvillar de Pela, se encuentran a escasa distancia de nuestra localidad y en tiempos pasados estuvieron más vinculados a nosotros.[2]

Por último, hay que destacar el modelo de difusión empleado para comunicar las noticias importantes que atañían a todo el vecindario: en la plaza pública, cuando hubiera mayor concurrencia de gente, y a viva voz por el pregonero público, una figura esencial en el día a día de la localidad y que cobraba del erario del concejo.

Nuestra historia forma parte de nuestro patrimonio.

[1] Libro de Acuerdos, Poderes y Protocolos del Concejo de Madrigalejo. Archivo Parroquial de Madrigalejo.

[2] L. RODRÍGUEZ AMORES, Cránicas Lugareñas. Madrigalejo. Tecnigraf S.A. Badajoz, 2008, pp. 310 y 311.