La Casa de Santa María

          Cuando el rey Fernando el Católico llegó a Madrigalejo en enero de 1516, ya bastante enfermo, fue conducido hasta la Casa de Santa María, un edificio datado en el siglo XIV que pertenecía al Monasterio de Guadalupe.

          Este Monasterio poseía una importante hacienda rústica en Madrigalejo y, desde la Casa de Santa María, se administraban esas propiedades. Por este motivo, el edificio tenía numerosas dependencias dedicadas al trajín agropecuario, aunque también tenía una parte importante dedicada a alojamientos, en donde podían ser aposentados caballeros y personas que pagaran su gasto. En el siglo XV, el Barón de Römisthal, de viaje por estas tierras, fue uno de los caballeros que se alojó en ella y, acerca de la casa, escribía que eran unos magníficos edificios que poseía unas caballerizas en las que cabían más de cien caballos. Y como casa de Iglesia, contaba también con capilla, dotada de altar fijo y de todos los ornamentos necesarios para oficiar misa.

         La Casa de Santa María se encontraba a la vera del Camino Real que, desde Sevilla o Mérida, llevaba a Guadalupe. El Camino Real pasaba por la calle que hoy conocemos como Luisa Fortuna, que anteriormente era denominada calle Mesones y, en el siglo XV, era calle Real o calle del Rey. El nombre de calle Mesones es significativo del tipo de establecimientos que se podía encontrar en esta vía, donde descansarían romeros y peregrinos que iban a postrarse ante la Virgen Morenita.

        Entre las personalidades que se alojaron en la Casa de Santa María, se pueden contar a varios monarcas. Como el rey Fernando el Católico, que lo hizo en aquel enero de 1516, aunque no era la primera vez que el soberano paraba en este edificio, ya que anteriormente lo había hecho al menos en dos ocasiones, pero sí fue la más duradera y la que tuvo mayor trascendencia, pues aquí terminó sus días y aquí firmó importantes documentos, entre los que destaca su testamento. Otros monarcas que recalaron en esta significativa casa fueron don Sebastián de Portugal, en 1576/1577, y el rey Felipe II, en 1580.

       Lamentablemente, de aquel gran edificio, solo queda una espaciosa sala –la que mira al río, estancia en la que debió morir el rey- y un aljibe, pues, con las leyes de Desamortización del siglo XIX, fue expropiada, abandonada y sacada a la venta en solares, donde se construyeron numerosas viviendas.

Bibliografía:
-Rodríguez Amores, Lorenzo. Crónicas Lugareñas. Madrigalejo. Badajoz: Tecnigraf, 2008.
-Rubio Calzón, Ubaldo. “La casa de Santa María de Guadalupe en Madrigalejo”. Revista Alcántara 194 (enero-febrero-marzo 1979)
-Archivo del Monasterio de Guadalupe. Legajo de la Familia Rodríguez Esteban. Expediente y Respuesta del Fiscal General del Obispado de Plasencia, D. Blas García Cañas, a fray Juan de la Victoria, monje jerónimo y administrador de Santa María de Madrigalejo para que se abstuviese de celebrar el sacrificio de la Misa en el oratorio de dicha granja. 26 de febrero de 1789