EL ESCUDO DE LOS REYES CATÓLICOS EN LA CASA DE SANTA MARÍA

En Madrigalejo llamamos Casa de Santa María a lo que queda, después de la desamortización de Mendizábal, de la casa de labor que el Real Monasterio de Guadalupe tenía en este lugar desde el siglo XIV. Es una sala rectangular y de amplias dimensiones en la que, según referencias documentales (“la sala que mira al río…”), murió el rey Fernando el Católico, II de Aragón y V de Castilla, el 23 de enero de 1516. En los años 70 del siglo pasado amenazaba ruina y gracias a unas gestiones oportunas, la Casa fue declarada monumento histórico de carácter nacional y fue comprada y restaurada por Hidroeléctrica Española, hoy Iberdrola. La restauración se hizo bajo la dirección del arquitecto D. Miguel de Oriol, quien decoró su interior con azulejos talaveranos y plasmó en ellos una serie de temas que nos aportan una auténtica lección de historia.
Uno de esos temas es el ESCUDO DE LOS REYES CATÓLICOS, lo primero que vemos al acceder a la sala. Ocupa la zona central de la pared opuesta a la entrada. Es muy vistoso, de grandes proporciones y es símbolo de la unión de reinos y la creación del Estado Moderno que realizaron dichos reyes. Se estableció como tal en la Concordia de Segovia (1475); representa conjuntamente tanto al rey como a la reina, que no dispondrán de armas personales diferenciadas correspondientes a su linaje, por lo que este escudo representa, por primera vez en la historia de España, a la soberanía que ejercieron sobre el conjunto de sus reinos, es decir, sobre la Nación Española.
En el proceso de la Reconquista se fueron configurando una serie de reinos a los que se llamó cristianos, en contraposición al carácter islámico de Al-Ándalus. En el siglo XIII, el panorama político se simplificó y los reinos que ocupaban la península ibérica quedaron reducidos a cinco: la Corona de Castilla, formada por la unión de los reinos de Castilla y León. Es el más extenso y poblado de los reinos y sus leyes e instituciones son las mismas en todo el territorio, exceptuando el pequeño País Vasco donde se habían conservado una organización y unos fueros especiales. La Corona de Aragón, integrada por el principado de Cataluña y los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y Sicilia. Cada uno de estos territorios, estando bajo la soberanía de un mismo monarca, mantiene sus propias leyes e instituciones. El Reino de Navarra, sin frontera con el islam desde el año 1200, se orientó cada vez más a una estrecha relación con Francia, llegando incluso a ser gobernado por dinastías francesas. El Reino de Portugal, que se independizó de Galicia en el siglo XII y culminó la reconquista del sector occidental de la península. Por último, el Reino de Granada, que dirigido por la dinastía Nazarí fue el último reducto de la presencia musulmana en España.
El escudo representa las armas de las dos Coronas que constituyen la unión de reinos que se establece tras el matrimonio de los Reyes Católicos. Dichas armas se encuentran repetidas para indicar que tanto el Rey como la Reina eran monarcas de cada uno de los reinos. Las armas de la Corona de Castilla, dos castillos y dos leones, ocupan los cuarteles 1º y 4º, mientras que las de la Corona de Aragón, ocupan los cuarteles 2º y 3º partidos en dos, en el primero las cuatro barras, propias del reino de Aragón, y en el segundo, partido a su vez en aspa, las armas de Sicilia, barras y águila. En 1492, tras la conquista del reino de Granada y su incorporación a la Corona de Castilla, se añadió su símbolo (la granada) en el entado del escudo. Navarra no está representada porque se conquistó en 1512, cuando ya hacía años que había fallecido la Reina.
El soporte del escudo es el águila de San Juan evangelista, que ya figuraba en el escudo personal de Isabel y que viene a significar el carácter cristiano de estos reinos. Normalmente va nimbada, pero en esta ocasión lleva una corona abierta, que unida a otra corona similar que sirve de timbre al blasón, representan el poder que encarnan los monarcas. Ellos establecieron en sus reinos una monarquía autoritaria que sustituye a la anterior monarquía feudal, y crean una Estado moderno en los que el poder del rey llega a todo el territorio por medio de unas instituciones y un cuerpo de funcionarios preparados, acabando con el poder que tenía la nobleza y con las banderías nobiliarias.
Completan el escudo, fuera del blasón, las divisas personales de los Reyes, el yugo y las flechas. Este tipo de distintivo tiene su origen en los juegos galantes medievales, en los que era costumbre que los amantes eligieran como divisa figuras que incluyeran el nombre o las iniciales de la persona amada. Isabel eligió el haz de flechas, por la F de Fernando, y Fernando eligió el Yugo por el comienzo del nombre de Ysabel, tal como se escribía en aquella época.
No cabe duda que las transformaciones que realizaron los Reyes Católicos sentaron las bases de la hegemonía española en Europa durante el siglo XVI y parte del XVII. Y aunque los dos monarcas actuaron conjuntamente, hay que destacar la acción de Fernando el Católico, a quien Maquiavelo consideró modelo de príncipes.
“A él se lo debemos todo”, dijo su biznieto Felipe II. Al pueblo de Madrigalejo le cabe el honor de haberle dado cobijo en el trance de su muerte y de ser el lugar donde se escribió y firmó su último testamento, garante de la continuidad de su obra.